Wednesday, October 21, 2009
ASALTO EN EL BERNABEU
El Milan ha vencido por 2-3 al Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu en un partido que se ha jugado con bajo voltaje durante una hora y que ha hecho saltar la térmica en unos últimos treinta minutos trepidantes.
Los méritos del equipo italiano han radicado en haberse sobrepuesto a un fallo garrafal del portero Dida que ha dado a luz al primer gol del Real Madrid; en haber superado la emoción negativa que la ha provocado un grave error del árbitro, al birlarle un gol legal con el partido 2-2 y en administrar sus escasas fuerzas con la aspiración de sorprender al rival en la recta final.
En cuanto al Real Madrid, la película de este choque es como la remake de algunas que se han visto en el Bernabéu en la primera época de Florentino Pérez como presidente. Cuando al equipo blanco le sacaban adelante los goles de Ronaldo y las paradas de Casillas. El problema es que esta vez ni Casillas ha podido dar abasto para contener el arreón final de un Milan entrado en la tercera edad del fútbol, ni Kaká ni Benzema, dos de sus galácticos, han encontrado el camino de esa salvación.
Del análisis del partido casi que sobran los primeros 62 minutos. Lapso que se explica a través de una acción puntual registrada en el minuto 19, cuando Dida ha perdido el balón inexplicablemente tras un remate facilón de Granero, como si hubiera tenido los guantes untados con mantequilla. La pelota le ha quedado muerta a Raúl, para esquivar con un quiebre de cintura al meta y marcar a placer el 1-0. El Milan no ha mostrado signos de mejoría y el Madrid se ha sentido cómodo con la ventaja mínima, algo que a la postre acabaría pagando caro.
Tras el descanso ha habido un poco más de lo mismo, al punto que si ustedes se fijan, en el minuto a minuto estábamos muy pendientes de lo que sucedía con el Atlético en Stamford Bridge contra el Chelsea porque el partido en el Bernabéu no daba para mucho. Hasta que marcó Pirlo el empate a los 62'.
El veterano mediapunta enganchó un disparo con pierna derecha desde 30 metros ajustado a la base del poste derecho de Casillas y el partido cambió por decreto. Ya saben ustedes que el fútbol es un estado de ánimo. Pues los ánimos se encendieron. Ambos equipos se prestaron al cambio de golpes, como dos boxeadores que intentan noquearse en la distancia corta. El siguiente cruce de golpes ha sido tremendo. Alexandre Pato, sólo 4 minutos después del empate de Pirlo, ha materializado el segundo tanto de su equipo rubricando un contragolpe fulminante. Por cierto que la salida de Casillas para tratar de evitar el tanto ha sido esperpéntica.
Con el partido roto por completo y el Bernabéu al borde del infarto de miocardio, a los 76' ha marcado Drenthe con un disparo raso para justificar el cambio que ha hecho Pellegrini un rato antes colocando al holandés en lugar de Granero. Pero el Madrid se ha olvidado de pensar. Le han perdido sus emociones. Como a los adolescentes que creen tener la sartén por el mango. Entonces el nono, el yayo, el abuelo, le ha llamado al orden. A los 86' el maduro Milan de Leonardo ha marcado un tercer gol legal, pero el árbitro, de forma increíble, no lo ha validado. No ha importado. Después de una monumental tangana, a los 88' ha vuelto a ser Alexandre Pato, el único jovenzuelo en el patio del geriátrico, el que ha dado cifras definitivas al marcador y al partido. Galacticidio en el Bernabéu. Como en los malos no tan viejos tiempos. ¿Desviarán la atención focalizando en Manuel Pellegrini? ¿Flamea el técnico? ¿Cuál será el golpe de efecto para acallar la crisis? Muchas incógnitas y pocas certezas en Chamartín, a la espera de que regrese un Cristiano Ronaldo cada vez más añorado.
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