Sergio Ramos está la picota. El Real Madrid ha puesto fecha límite a su explosión como 'crack', aureola con que se le fichó del Sevilla. Si esta temporada no se comporta como tal, tanto dentro como fuera del campo, el próximo verano se le colgará el cartel de transferible. Y es que Florentino Pérez tiene muy claro que sino se convierte en pieza indispensable para el equipo, ése sería el momento de poder sacar un rendimiento económico con su traspaso y no quiere correr el riesgo de que no acabe de explotar y su precio de mercado se vaya desvaluando.
El jugador ya sabe lo que piensa el club y sabe que en sus manos está su futuro madridista.
Son varios los factores que han llevado a esta situación. Por una parte el aspecto puramente deportivo. Sergio Ramos, hasta la llegada de Xabi Alonso, ha sido el fichaje nacional más caro de la historia del Madrid, pagó al Sevilla, en el verano del 2005, la friolera de 26 millones de euros, y el club considera que su rendimiento no ha estado a la altura de lo que se pagó por él, que ha sufrido demasiados altibajos. Los servicios técnicos del club piensan que con 23 años debe explotar de una vez, ya no tiene más margen para demostrar sus cualidades. Y es que si no ofrece lo que de él se espera será el momento de traspasarle pudiendo sacar un rendimiento económico ya que, posteriormente, su precio de mercado puede ir devaluándose paulatinamente.
El club también anda con la mosca tras la oreja por la lesión que sufre ahora Sergio Ramos y no le ha permitido jugar ni un solo minuto en esta pretemporada.
Pero otro factor que preocupa aún más al club es el descontrol que lleva Sergio Ramos en su vida personal. A los dirigentes del club no les gusta el entorno que rodea al jugador y alguna de sus salidas nocturnas. Creen que ese entorno le perjudica considerablemente.
Y atribuyen también a estas circunstancias sus dificultades para recuperarse de la lesión que sufre: una tendinitis que no la ha permitido jugar ni un solo minuto esta pretemporada. Los servicios técnicos y médicos andan con la mosca tras la oreja al respecto. Y es que cuando intenta forzar algo en los entrenamientos se queja de dolor y se retira. El club piensa que está poniendo poco de su parte para recuperarse de forma definitiva de esta lesión y teme incluso que el jugador presione para que se cumpla la promesa incumplida del ex presidente, Ramón Calderón, de mejorarle su contrato.
A Florentino Pérez no le tiembla el pulso y le va a exigir el máximo a Sergio Ramos. Mas implicación y más profesionalidad
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