Sunday, February 21, 2010
GUARDIOLA AUMENTA LA TENSION PARA LA CHAMPIONS
El regreso de la Champions marca un antes y un después en la temporada. En la agenda del cuerpo técnico, el partido frente al Stuttgart está señalado en mayúsculas. Un encuentro y una competición que exigen incrementar de forma considerable las prestaciones del bloque. Se acabaron los despistes individuales y las relajaciones colectivas que en las últimas semanas han pasado factura en forma de lesiones y algún que otro contratiempo deportivo. El margen de error se ha reducido a la mínima expresión y es el momento oportuno de recuperar la imagen de solidez y solvencia ofrecida en la pasada temporada.
Guardiola ha sido el primero en dar un paso al frente. Desde hace días ha acentuado su control sobre el colectivo. Algunas señales de alarma le han convencido para retomar la vieja fórmula que le ha sacado de más de un apuro en momentos puntuales. Y es que Pep es todo un maestro en el arte de alternar los elogios públicos con las críticas puntuales. Una combinación explosiva que hasta la fecha ha permitido exprimir al máximo las excelencias técnicas del vestuario culé.
El de Santpedor entiende que es la mejor manera para manejar el colectivo y así ha exprimido su filosofía. Puertas afuera el discurso de Guardiola ha sido más contundente que nunca. El técnico ha apretado de lo lindo mostrando su disgusto en momentos puntuales. Como el del pasado sábado tras golear al Racing. “Jugando así no es suficiente para ser campeones”. Una frase lapidaria que resume la mentalidad del entrenador azulgrana.
Guardiola está convencido que la experiencia del año pasado marca el único camino válido para reeditar el 2009. Es vital subir el listón del juego y el nivel de concentración. Dos retos que pasan, de entrada, por recuperar efectivos. El primer paso es vaciar la enfermería. Pep no cree en síndromes raros ni nada por el estilo. Concentración y rigurosidad en el día a día y fuera especulaciones sin base científica.
Otro tema más delicado es recuperar a alguno de los cracks. Empezando por Henry. Pocos jugadores han recibido tantos elogios como el francés. Que si es una estrella que lo ha ganado todo, que si está varios peldaños por encima de Pedro, etc, etc, etc... Un rosario de parabienes que en la hora del regreso, con gol incluído, se convirtió en crítica puntual ¿Recuerdan la teoría del palo y la zanahoria?. “Le necesitamos más de lo que nos da”, así resumió la aportación de Henry.
Pep es un mago en ese juego. Henry, Messi o Bojan han experimentado en sus propias carnes el tratamiento personalizado de Guardiola. Y el resultado ahí está: seis títulos en doce meses históricos.
Henry es una asignatura pendiente, Márquez vuelve a ser una realidad. El mexicano ha aparcado sus lesiones y ha recuperado los galones que Pep siempre le ha otorgado. Su experiencia, su desplazamiento de balón y su ‘savoir faire’ dentro y fuera del campo encandilan al técnico. El míster lo quiere a su lado en los momentos más críticos. Control total interno... y externo. El técnico también ha incidido en la necesidad de obviar debates ajenos al vestuario. Nadie cuestiona el estilo, nadie evalúa a los árbitros y nadie opina sobre el Real Madrid u otros rivales. Barça... y sólo Barça.
Diálogo fluido con los jugadores
La implicación de Pep en el proyecto deportivo es total y absoluta. El técnico es partidario de ensalzar por encima de todo el colectivo, aunque sin olvidar el trato personalizado. Las comidas y cenas de grupo se han compaginado con las charlas internas de vestuario y los almuerzos privados más allá de la Ciutat Esportiva. Guardiola no quiere que nada ni nadie enturbie el ambiente casi idílico que preside el conjunto.
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