El panorama es desolador. Como un desierto que se extiende sin fin y en el que el sol, lejos de iluminar, quema y consume las pocas esperanzas de los que vagan en él.
Así está El Salvador, quinto en la hexagonal final de la CONCACAF al mundial Sudáfrica 2010, con cuatro puntos menos que el cuarto clasificado, y con la obligación de sacar un triunfo en nada más y nada menos que Estados Unidos si quiere seguir con vida.
Una de las dos visitas más complicadas de toda la hexagonal —junto con la de México— es la última oportunidad cuscatleca para tener aspiraciones matemáticas de sobrevivir, y así de complicado como es el panorama, también lo es el del registro que hay que intentar vencer.
En 16 ocasiones El Salvador ha jugado en territorio gringo contra el equipo de las barras y las estrellas, y apenas en cinco ha logrado arañar un punto. Las otras 11 ocasiones ha regresado solo con un saco de goles en contra.
Preocupa. Porque hoy más que nunca es necesario sumar; empero, desconcierta también el registro de los últimos nueve partidos jugados en territorio estadounidense: nueve derrotas y apenas tres goles a favor.
El último empate que consiguió El Salvador en Estados Unidos data de hace más de 17 años. Específicamente del 19 de marzo de 1992, en un partido amistoso que concluyó 2-2. Amistoso como ese fue también el 0-0 del 12 de agosto de 1987, que fue otro de los cinco empates que la Azul ha conseguido ante Estados Unidos como visitante.
La primera vez que El Salvador y Estados Unidos jugaron en casa de los gringos fue por eliminatorias a Juegos Olímpicos, válida para Múnich 1972, y que se jugó el 18 de julio de 1971, terminando con repartición de puntos gracias a un 1-1 que también fue el primer duelo que jugaron ambos países entre sí.
Seis años después, centro y norteamericanos volvieron a verse las caras, en un amistoso que concluyó 0-0, en una serie que, hasta esos dos partidos jugados, era pareja, amén también del poco desarrollo futbolístico que los gringos tenían de la disciplina por ese entonces. Pero fue luego de ese partido también que comenzaron los gringos a ganar. Un par de victorias en los cuatro siguientes encuentros bastó para comenzar a sumar positivos a su favor.
Se llegaron las victorias, y con ellas la paternidad. Una que hoy los tiene como la máxima potencia de la CONCACAF, y a El Salvador urgido de una victoria que parece utópica para seguir con vida. Sino, aunque sea un empate.
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