Los falsificadores de entradas para el partido eliminatorio de la Tricolor contra México (sábado, 8 p. m. en el estadio Saprissa) utilizaron boletos en blanco que salieron de las oficinas de Special Ticket, empresa encargada de la confección y parte de la distribución.
Esta tesis, que era un rumor fuerte desde que arrancó el escándalo con la puesta a la venta de los tiquetes, se ratificó el lunes cuando se confirmó la detención de una funcionaria de esa empresa.
Según las investigaciones realizadas hasta el momento, es claro que de Special Ticket se sustrajeron un número no precisado (se cree es cercano a los 1.500) de boletos en blanco, tal como se los entrega Formularios Standard.
Estos boletos contienen algunos elementos de seguridad, como el logo de Standard, pero sirven para cualquier actividad que organiza Special Ticket.
Esta última empresa le imprime la información del evento al que son destinadas. En este caso, que se trata del juego entre ticos y aztecas, se agrega el estadio y la hora.
Una vez que se definió cuáles tiquetes se utilizarían para el juego, uno o varios funcionarios sustrajeron las 1.500 entradas en blanco.
Con esos documentos fuera de la empresa, llegaron a manos de una banda organizada, según Roberto Verdesia, gerente de Formularios Standard y socio de Special Ticket.
El funcionario denunció el sábado a La Nación que esta “red mafiosa es muy organizada y dispone de equipo y tecnología de alta calidad”, razón por la cual las falsificaciones “son muy buenas”.
Por eso a simple vista no hay diferencia entre una entrada comprada legalmente y las “no oficiales”, nombre que le asignaron a las que se conocen popularmente como falsificadas o “gemeleadas”.
La falsificación es tan profesional que solo los expertos de Special Ticket pueden determinar cuál es “buena” y cuál no lo es.
El elemento que más incide en la diferencia es un sello numérico en el reverso de cada tiquete, el cual es impregnado a alta presión en tinta roja sobre negro.
Según Verdesia, solo dos empresas pueden hacerlo en Costa Rica, la suya y otra que es “igualmente seria y responsable”.
Una fuente judicial que investiga el hecho indicó que hay indicios para sospechar que el último eslabón de esta cadena la ocupan algunos revendedores.
“Por eso, usted ve que llega una persona a cambiar entradas (al estadio Saprissa) y trae cuatro ‘buenas’ y cuatro ‘malas’ con el objetivo de que sea más fácil pasarlas todas por ‘buenas’. Hemos detectado que cuando eso pasa, casi siempre son revendedores”.
Las autoridades de la Fedefutbol aceptaron que podría darse el caso de que una persona que compró legalmente una entrada no pueda ingresar al estadio Saprissa porque otra ya cambió con éxito un boleto “gemeleado”.
“No tenemos noticia de que esto pueda pasar, pero podía darse”, dijo el presidente Eduardo Li.
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