Si el Sevilla quería ser la alternativa a los dos grandes, una de sus tareas primordiales pasaba por ganar al Madrid y vaya si lo consiguió.
Los de Manolo Jiménez saltaron al terreno de juego mucho más enchufados que los blancos, y a los cinco minutos los andaluces ya habían avisado dos veces a Casillas. Sin Cristiano Ronaldo, ausente por lesión y con Diarrá en el once titular, los de Pellegrini afrontaban ante el Sevilla un partido vital si querían seguir la estela del Barça.
El Madrid comprobó por primera vez en la temporada lo que significa jugar contra un rival de verdad, que sale a morder sin ningún miedo a la segunda era de galácticos de Florentino y que saca a la luz muchas de las lagunas que tiene este equipo.
La banda derecha del Madrid fue una auténtica autopista gracias a un Marcelo que estuvo nefasto y permitió que Jesús Navas, el mejor del partido sin discusión, se recreará y entrara como un cuchillo por el lateral. El sevillano se encargó de abrir el marcador en el minuto 33 tras recibir un gran centro de Fernando Navarro que había sustituido a Squilacci por lesión.
Los de Manolo Jiménez estaban crecidos mientras el Madrid corría detrás del balón. Casillas evitó una sonrojante goleada al desviar milagrosamente dos remates de Renato y posteriormente de Perotti.
Tras el descanso el Madrid igualó la contienda con un cabezazo de Pepe y el Sevilla pareció acusar el esfuerzo de la segunda mitad. Sin embargo, la caraja andaluza duraría poco ya que Renato lograría marcar el 2-1 al rematar sólo un corner botado magistralmente por Navas.
Pellegrini daba instrucciones desde la banda pero su equipo estaba deslabazado y apenas lograba trenzar buenas combinaciones pese a que pudo sacar petróleo de algún barullo en el área de Palop. La defensa blanca siguió siendo un coladero y finalmente el mejor equipo se llevó el gato al agua dejando la Liga mucho más emocionante y con un Barça líder en solitario al menos durante los próximos 15 días.
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