La lesión que Xabi Alonso se produjo ayer en el partido de la Liga de Campeones ante el Zúrich mantiene en vilo a todo el madridismo y, de manera muy especial, al técnico Manuel Pellegrini. El jugador no ha podido participar en el entrenamiento matinal y hasta mañana no se le podrá realizar la prueba diagnóstica que confirme el alcance de su lesión en el talón del pie derecho.
Corría el minuto 52 del encuentro cuando el mediocentro se lanzó al suelo para detener a Vonlanthen y su talón derecho se quedó clavado en el césped. El donostiarra se tuvo que retirar inmediatamente del terreno de juego, y lo hizo con evidentes muestras de dolor en su rostro.
Pellegrini ofreció tras el partido un avance de la lesión: "De momento es un fuerte golpe en el talón de Aquiles". Sin embargo, un posterior examen de los médicos del club confirmó que la zona dañana es el tríceps sural con inflamación del talón.
El entrenador chileno había programado un entrenamiento para la mañana de este miércoles, justo al regreso de Suiza de la expedición madridista. Una sesión en la que no ha podido participar Xabi Alonso, al que los doctores tampoco le han podido someter a unas pruebas médicas más exhaustivas para determinar el alcance de la lesión debido al intenso dolor que el futbolista sufre en el tobillo.
Si la inflamación y el dolor no se incrementan en las últimas horas dichas pruebas se le realizarán mañana, unos resultados de los que se informará de inmediato a Manuel Pallegrini.
Y es que el centrocampista tolosarra se ha convertido en una pieza clave en el sistema del técnico chileno. Su fichaje fue una de las prioridades durante la pretemporada de la dirección deportiva del nuevo Real Madrid de Florentino Pérez; el objetivo de su fichaje era dar consistencia a un equipo construido en torno al destello de Cristinao Ronaldo y Kaká.
La veteranía de Xabi y su rápida adaptación al equipo se han revelado fundamentales para dar firmeza al conjunto ya desde los primeros amistosos, una evidencia que se ha confirmado en el inicio de la Liga y, sobre todo, en el debut en la Champions ante el Zúrich.
Todo el juego que el Madrid desplegó en Suiza giró en torno a su figura: sostuvo al equipo, marcó el ritmo, repartió el juego y supo mandar en el repliegue defensivo para contener al equipo rival. De hecho, su lesión transformó por completó el curso del encuentro. Con su salida del campo el Real Madrid se relajó, el equipo perdió el sitio en el campo y hasta el respeto al rival, que se creció y fue capaz de asustar a este Real Madrid y ponerlo en serios apuros.
En un momento clave de la temporada, en los albores de la competición local y europea, el momento en el que se debe asegurar la clasificación para la siguiente fase de la Liga de campeones -prioridad de la temporada para el Real Madrid-, el tobillo de Xabi Alonso es cuestión de estado.
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