Una de las consignas que han dado a Pellegrini es que recupere todo el potencial que tiene la plantilla y Guti es uno de los jugadores con más talento que debería estar para el Camp Nou. El canterano ha sido siempre un futbolista de carácter, díscolo y poco comprometido con la disciplina. Sus roces con otros entrenadores nada tienen que ver con su relación con Pellegrini. Ambos se llevan bien, se respetan, pero el chileno es un sargento para que se cumplan las normas, algo que Guti nunca ha dado demasiada importancia. Ahora sabe que o cumple o será traspasado incluso este invierno y él quiere agotar su contrato en el Madrid, que caduca en el 2011, y que se prorrogaría si juega más de 30 partidos. Le ha costado entenderlo, aparcar tanta banalidad y lo que antes era trivial para él ahora tenga peso específico. Tras cumplir el castigo por el asunto de Alcorcón, iba a regresar para afrontar el partido de vuelta. Pero Guti volvió a llegar tarde a otro entrenamiento y Pellegrini lo volvió a castigar. Correctivo que le levantará ante el Racing.
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