En la noche de Halloween, en el duelo entre San Antonio y Sacramento, un murciélago que volaba sobre el parqué obligó a parar el partido. Manu Ginóbili reaccionó rápido y derribó al animal de un revés. Cogió al murciélago con su mano izquierda (foto de abajo) y se lo entregó a un empleado de los Spurs que lo soltó fuera del pabellón. El quiróptero emprendió el vuelo y desapareció. Luego Ginóbili bromeaba: "Cuando no le haces un mate a nadie, te tienes que buscar otra manera de salir en las noticias".
Los defensores de los animales le han criticado y, además, se ha tenido que vacunar a la carrera ante la posibilidad de que el murciélago tuviera la rabia. Ya le han puesto cuatro inyecciones y le esperan otras cuatro: "La enfermedad es letal y puede matarte una vez que se manifiesta", ha explicado el argentino en su página de Facebook en Internet. "No fue una gran idea la mía. No sólo porque estos animales son importantes en el ecosistema, sino porque además algunos son portadores de la rabia, que es una enfermedad incurable (...). Dado que el animal salió volando no se puede determinar si estaba infectado, por lo que he tenido que inmunizarme. Como ya se imaginan, por favor, no lo hagan en sus casas".
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