Tuesday, October 6, 2009

EL SALVADOR PREPARA LA ESTRATEGIA ANTE LOS OJOS DEL RIVAL

Repaso, repaso y más repaso. Qué hacer, cómo hacerlo, cuándo hacerlo, adónde hacerlo. De los Cobos lleva a sus jugadores a un campo que ya conocen: el de la obsesión por los detalles, esos que han separado al equipo del triunfo o de puntuar en las visitas anteriores.

“La diferencia en este partido la pueden hacer los detallitos. No nos enfrentamos contra uno o dos jugadores en específico sino al jugador equipo. Pero lo daremos todo. Eso lo prometemos desde siempre.”

Manuel Salazar conversa con EL GRÁFICO a un lado del campo de entrenamiento en el que la selección se entrenó por primera vez en suelo mexicano, este lunes a media mañana. Habla de los detalles, de esos imponderables del fútbol que, convertidos en resultados, pueden ser la diferencia entre un boleto directo a la Copa del Mundo, un boleto a la repesca o un adiós sin remedio.

Un detalle nos costó la concentración de un volante de marca y el gol ante Costa Rica. Un detalle nos hirió de muerte ante Estados Unidos, tanto en casa como en Utah. Afortunadamente, Carlos de los Cobos ha trabajado suficientes meses con estos hombres como para dedicar los últimos días previos al viaje al estadio Azteca a los detalles. Lo grueso, el sistema, la táctica, ya están repasados. Y, como bien dice Salazar, el tema de esta visita no está en las rayas gordas, sino en las finas, las delgadas, las casi imperceptibles.

REYES, TOCADO

Para entrenarse, la selección se movilizó a la cancha del Club Hípico de Juriquilla, ubicada al frente de la Plaza de Toros de la localidad.

Empleados del lugar ubicaron las porterías un cuarto de hora antes de que el bus que transporta a los salvadoreños se parqueara. Alrededor de la cancha, irregular en algunos pedazos, se fueron juntando de a poco periodistas mexicanos, que sumaron una veintena.

A las 9:38 a.m., Carlos de los Cobos ya conversaba con sus jugadores, y luego de una oración grupal, los de azul trotaban alrededor del rectángulo. Sólo Williams Reyes no compartía con el grupo, conversando con su coach y tocándose un muslo. El delantero se reportó golpeado, e hizo trabajos en solitario durante toda la sesión, acompañado por el médico de la delegación, Francisco Amaya.

Tras el calentamiento, y mientras Álvaro Briones, preparador físico, coordinaba con los utileros la instalación de los conos para demarcar las zonas de juego, los 16 jugadores que sí verían acción con pelota se enfrascaban en un animado rondó que comenzó con Juan Carlos Moscoso como víctima de la tocazón.

Al filo de las 10:15 a.m., los atletas continuaban enfrascados con el objeto de juego, ahora en un ejercicio en parejas sencillo. Las elongaciones continuaron necesariamente después de un domingo tan complicado debido al retraso del vuelo que los llevó de San Salvador al Distrito Federal. Finalmente, poquito después de las 10:45 a.m., tras unos minutos de ejercicios con bandas de resistencia, De los Cobos dio por finalizada la parte física de la sesión para entrar a lo futbolístico.

Lo de Reyes, que desde entonces y hasta el final trotó lentamente, no es grave. “A Williams hay que darle un poco de tiempo para que se recupere de un golpe, pero no es nada grave, estará bien”, explicaba Briones. Horas después, el ariete participó como uno más del entrenamiento vespertino, e incluso lució incisivo y eficiente al encarar marco.

La inminente recuperación del hondureño, de gran actuación el sábado por la noche en el triunfo fasista sobre el Vista Hermosa, es un alivio para todos en la delegación. En un partido en el que hasta la más complicada de las chances en zona rival vale su peso en oro, la disponibilidad del delantero en activo con más goles en la historia de la primera división no es un tema menor.

INTENSIDAD Y EN ZONA

Los chalecos son una pista, pero en el caso del primer entreno nacional en Santiago de Querétaro, hay dos consideraciones fundamentales: primero, el grupo está incompleto, y al menos cinco de los ausentes, legionarios que se incorporarán entre mañana y el jueves, son posibles titulares, incluido el recién recuperado Julio Martínez; segundo, hay pocos secretos en el dibujo de De los Cobos.

“Hay poco que esconder, nada en realidad”, nos comentaría el mismo míster poco antes del almuerzo, ya de vuelta en el hotel Mirage, sede de la concentración centroamericana en parcela queretana. “Por eso es que la sesión vespertina también será abierta a los medios de comunicación.”

En ambas sesiones, efectivamente hubo pocos secretos. El coach sometió a su línea de cuatro de señas conocidas, integrada por Manuel Salazar, Mardoqueo Henríquez, Marvin González y Deris Umanzor, a un ejercicio intenso. Hubo uno en la mañana que incluyó a Dennis Alas como contención solitario; en ese test, lo importante era no permitir que ninguno de los agresores se acercara pisando la zona con por lo menos dos marcas.

Por la tarde, en el entrenamiento que el combinado desarrolló en el complejo deportivo de Lomas Hacienda Dolores, un sitio en las afueras de Santiago de Querétaro en espléndidas condiciones, la misma línea contó con el respaldo de Salvador Coreas en la contención por derecha, y de Juan Carlos Moscoso al otro lado, y con Osael Romero brindando la salida haciendo las veces del ausente Ramón Sánchez. En este laboratorio, era fundamental no sólo recuperar sino que salir tocando sin abusar de la posesión, sobre todo buscándolo al del Vista Hermosa.

“Recuerden, lo fundamental no es que marquemos personalmente, sino al que llegue a nuestra zona”, indicaba De los Cobos, que especificaba de modo puntilloso los movimientos que quería de sus jugadores. Ambos entrenos, sobre todo el de la tarde, incluyeron situaciones específicas de juego en las que el sistema defensivo lució sólido. El concepto de bloque, una de las obsesiones del mexicano, figura ya en el adn de nuestros zagueros. Aunque la reacción cambia ligeramente con los cambios del relleno (por ejemplo, Alex Escobar en lugar de Mardoqueo Henríquez, o Víctor Turcios por Dennis Alas), las funciones, la noción de los relevos y de la solidaridad en la marca no varía, incluso con duplas poco ensayas en verdadera situación de juego o hasta inéditas como la que pueden hacer por derecha un Manuel Salazar con Salvador Coreas, o un Deris Umanzor con Moscoso.

Mención aparte para los arqueros, que en todos los ensayos de remate, ya sea en el repaso de la línea de cuatro como en un lanzador-centro-shut con que de hecho concluyó la doble jornada, demostraron pasar por un gran momento. Hubo incluso una incidencia en la que Miguel Montes contuvo dos remates en área chica que despertaron elogios.

“Iremos creciendo con cada entrenamiento, iremos mejorando con cada sesión. Por eso me verán, nos verán cada vez más satisfechos. El del sábado será un lindo partido”, cerraba el seleccionador la miniconferencia de prensa después de la práctica matinal.

Y al final del día concluyó más contento, porque fueron dos entrenos satisfactorios, en los que se comienza a vislumbrar un 11 titular al que el insistente repaso de los deberes hasta volverlos automatismos, desde ayer hasta el día del partido, le puede brindar un premio. Eso sí, los próximos entrenos serán casi obsesivos. Sí, porque el diablo está en los detalles.

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