Marcos Maidana desea poner a prueba la pegada de su rival, Víctor Ortiz aspira a mantener viva la esperanza de consolidarse en el boxeo y ambos se enfrentan el sábado en una oportunidad de oro para avanzar en sus carreras.
Maidana, el tremendo noqueador argentino que ha tenido en Alemania la mayoría de sus últimas peleas, debutará en Estados Unidos en el Staples Center ante Ortiz, el estadounidense de ascendencia mexicana que es considerado una verdadera promesa en el pugilismo.
El boxeador argentino, de 26 años, tiene sólo una derrota, una ambigua decisión dividida contra el ucraniano Andreas Kotelnik en febrero.
"Voy a subir al ring y probar su pegada para ver si verdaderamente es tan fuerte como dicen que él es", manifestó Maidana, que disputará a Ortiz el campeonato interino junior welter de la Asociación Mundial de Boxeo.
"Creo que Víctor está a mi nivel. Básicamente está en el mismo nivel que cuando peleé contra Kotelnik. Es un buen boxeador, y estoy ansioso por la pelea", agregó Maidana (25-1, 24 nocauts) .
Ortiz no encaja del todo entre los boxeadores que persiguen fortuna y fama, aunque éstos elementos parecen adversarios que comienza a dominar.
Aunque arrastra más expectativas de aficionados y apoyo empresarial que ningún otro peleador joven, Ortiz no se jacta, no se pavonea ni exige atención indebida. Aunque tiene en perspectiva su primer título significativo, la promesa de la promotora de Oscar de la Hoya, Golden Boy Promotions, lleva su vida y su carrera con una determinación impasible.
"Solamente trato de alejar eso", dijo Ortiz, de 22 años, sobre el despliegue publicitario que lo acosa a diario. "No necesito ese tipo de presión. Solo intento llevar la situación día a día, y ver hacia dónde va. Sigo en el gimnasio, sin preocuparme de lo demás".
Ortiz (24-1-1, 19 nocauts) llega al sábado con la posibilidad de que si gana aumente la corriente publicitaria, lo quiera o no.
"No estoy aquí para satisfacer las expectativas de nadie, sino las mías", aseguró. "En cuanto a los comentarios de la gente ... uno puede escucharlos cuanto quiera, pero al final del día no tienen importancia. Sólo se trata de mucha palabrería".
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