Friday, January 8, 2010

¿CONOCES LA HISTORIA DE LUCAS BARRIOS?


No daba la talla. Por eso lo bocharon aunque, justamente, con la bocha hacía diferencias. No tenía pinta de matungo ni presagiaba el metro 88 y el botín talle 43 que hoy sabe lucir. Sin embargo, de meterse en el fútbol grande gracias a su primo Marcelo Cáceres, quien lo hizo mascota de Chacarita, al pulgar abajo que le metieron en las Inferiores de Huracán, mucho tiempo no pasó. "Me dejaron libre por enano. Yo era chico y flaco, recién a los 16 mejoré la estatura", argumentaba. No se vino abajo, claro. Con Eugenio, su papá, maestro mayor de obras, levantaron una pared hacia el futuro y Argentinos Juniors lo recibió. Aunque el pibe de Virreyes, más nacido en San Fernando, uno de los ocho hermanos (una de ellas, tal vez, la más mimada, con síndrome de down), no dejó de ser -en principio- un número de serie... El derrotero de Lucas Ramón Barrios Arioli así comenzaba. Del barro al oro. De la tierra, del potrero, de la pista de Mitre, Juventud de Liniers y Pacífico (con escala en los Torneos Juveniles Bonaerenses), a la nieve, al bajo cero germana, a la consagración en Alemania, Argentina, Chile (donde, vía Facebook se juntaron más de 20.000 firmas para que vista la Roja) y hasta Paraguay, donde -gracias al origen guaraní de Petrona, su madre- también le tiraron la onda para nacionalizarlo. A lo Santana, a lo Ortigoza. Pero Lucas dijo no. "Si juego en una Selección será en la Argentina", aclaró una y mil veces. Como cuando se bajó del avión en Ezeiza gracias al parate hasta el 15 de enero de la Bundesliga, donde ya lleva 13 goles convertidos con el Borussia Dortmund (nueve por el campeonato y cuatro por la Copa) y ya plantó bandera como el argento más goleador en su primera temporada en los pagos del chucrut, por encima de Klimowicz y Christian Giménez, por citar algunos grandes. Y pensar que se fue del país habiendo hecho, apenitas, ¡un gol en Primera! Bien lejos de las luces de la ciudad. En el Ascenso carreteó un poquito más. No mucho. Algo. Pero mientras hoy sus festejos se ven por todo el mundo, mientras se pasea por los estudios de ESPN, de Fox Sports, mientras se luce -con su fútbol y su corazón- en el partido a beneficio de la Fundación PUPI, mientras del otro lado de la Cordillera cada uno de sus gritos se celebra todavía como un gol de Colo Colo, para muchos, no deja de ser un personaje desconocido. Peculiar. Porque Diego Milito es Diego Milito y Pipita Higuaín es Pipita Higuaín. Pero ellos detrás tenían otro pedigree. Lo de Barrios fue siempre clase B. Algo que ni siquiera tuvo Nico Frutos y su gran momento en Bélgica (salvo que cada entrenador nacional de turno le dio la espalda). Por eso es más valioso aún. Por eso, esta historia que te cuenta Olé. Porque... ¿a quién no le gusta todavía escuchar el cuentito universal de la bella Cenicienta?

Le faltaban un par de meses para cumplir los 19 años cuando Gareca le dio la oportunidad de su vida. Un par de meses antes, ya, se lo había llevado de pretemporada a Necochea. Con ojo de Tigre, Ricardo DT, lo instruyó. "Dejá de moverte por las puntas y metete más en el área", le dijo a quien todavía estaba lejos de ser bautizado La Pantera. Y así le dio la receta mágica aunque, para los historiadores del fútbol, el debut de Lucas significó apenas la aparición del 1000° jugador en vestir, profesionalmente, la pilcha de los Bichos Colorados. ¿Era un delantero o número de serie? Fue un delantero fuera de serie, en definitiva...

La tarde del caluroso sábado 1 de febrero de 2003, ante 2.000 testigos, Gareca le dio pista en el estadio Municipal de Arrecifes. Su equipo ganaba 1-0 gracias al implacable Roberto González pero, a los 26 minutos del segundo tiempo, Horacio Carvallo empató para los locales. Así las cosas, cinco minutos después, el Tigre miró hacia el banco y lo llamó al flaquito de la camiseta 15 para formar dupla de ataque con un tal Leo Pisculichi. Nada cambió. Aunque lo mejor estaría por llegar. La cadenita que simbolizaba a Thomas, su hijito recién nacido, merecía otra cosa que un debut poco rimbombante a 250 kilómetros de Buenos Aires, en una ciudad de motores más que de gajos.

Tres semanas debió esperar para sacarse la camiseta y revolearla, como si las amarillas poco le importasen, bien lejos todavía de la actual y peculiar costumbre de besarse el escudo de turno después de cada gol y el tatuaje con el hombre de Barrios Jr. en el antebrazo. Sucedió en cancha de Ferro y Argentinos ya estaba 1-0 arriba, una vez más, gracias a Fito González, autor de un hattrick en Caballito, frente a Belgrano. Sobre la tribuna local, sobre la banda que linda con la calle Avellaneda, el lateral derecho Pablo Bárzola llegaría hasta el fondo y metería un centro punzante para el toque sutil de Barrios en el área chica y el amago de patada del derrotado y experimentado Marcelo Pontiroli, su primera víctima en el fútbol. Iban 38'. Sólo jugaría 64' esa tarde gloriosa que, además, con el 9 en la espalda, era titular por primera vez. Los músculos y la tensión emotiva le dijeron basta... "Los de Gareca aplastaron a Belgrano (...) con contundencia arriba, donde el afilado Fito tiene en el joven Barrios a un socio que se las trae", analizaba Diego Santonovich en Olé. Todo un visionario. Convertiría cuatro goles más en el Bicho. Sin embargo, salvo dos partidos en Primera, en la 04/05 (después de 16 juegos de sequía con Tigre en la B Nacional, donde lo pidió expresamente Ricardo Caruso Lombardi, otro visionario), no encontró fortuna ni continuidad. Tampoco el arco. Para Chiche Sosa tampoco le daba la talla. Lo suyo, entonces, fue hacerse trotamundos, un camino de profeta fuera de su tierra...

Pa'Chile se fue. Pa'l sur. Cayó en la city del Matador Salas, en Deportes Temuco, el equipo más popular de la region, a pedido del entrenador argentino Claudio Nigretti, recientemenete despedido por Atlanta, en la segunda categoría de los sábados en la Argentina. ¿Cómo le fue? Según desde dónde se vean las cosas. Mojó 11 veces pero Lucas estuvo tentado durante toda la temporada en hacer el bolso y volverse por la crisis institucional del club, quien perdió puntos por no pagar los sueldos. Barrios se fue a la B. Vaya 2005. Al menos, el delantero se hizo ver un poco. ¿Cuál sería el próximo destino? Otro descenso...

El chileno Oscar del Solar le había echado el ojo en su paso por tierras trasandinas. Del Solar se vino a dirigir a Tiro Federal, en su primera temporada en Primera. Por carácter transitivo, Barrios llegó al equipo rosarino. "Guardando las proporciones, Lucas tiene cosas de Van Basten", supo decir. ¿Lo mejor? Su primer y, por ahora, único gol en la A criolla. ¿Más detalles? Otra vez la ligó un equipo cordobés. Fue el 2 de abril de 2006 en Alta Córdoba. La Gloria y los Tigres del Barrio Ludueña estaban haciendo sus últimos palotes en domingo. Partidazo en cancha mojada. Los cordobeses, con Bergessio. Los rosarinos, con Cámpora. Sin embargo, fue el partido de Luciano de Bruno y de... Lucas Barrios. Con la camiseta azul 18 de Tiro, a los 13 minutos del segundo tiempo, metió el testazo para el 3-2 parcial al pobre Damián Grosso que derivaría en un sorpresivo 4-3 en La Docta. Anotalo. No habría otro en el país... Con el tiempo se sabría la verdad: los acuñó todos para Chile...

Le salió una chance en el desierto, en la seca altura de Atacama. Cobreloa quería formar un tridente argento de ataque con Rodrigo Mannara y José Luis Díaz y allá fue en 2006. No la pasó del todo bien. Tuvo un agarrón con el técnico Jorge Aravena y fue separado del plantel. Pero volvió pronto. La razón estuvo clarita sobre el final de la temporada: 26 goles. Entonces, pareció que volvía a renovar el pasaporte tras darle el no a la Universidad Católica. Que el Dynamo Kiev, que Necaxa... Pero, al final, por 2.500.000 dólares se lo llevó el Atlas de Guadalajara. Con el argentino Rubén Romano, apenas si convirtió un gol (a Monterrey, en el Jalisco). Y la valija otra vez. Decí que apareció Claudio Borghi en su vida, quien hizo retrospección en la cantera compartida de Argentinos Juniors y en 2008 apostó por él y lo fichó para Colo Colo por dos palos verdes (hasta ahí, en cifras, la segunda contratación más importante del fútbol chileno). Tenía que reemplazar, ni más ni menos, a Chupete Suazo. Le salió bastante bien la aventura: gracias a los 37 goles en liga (sobre un total de 41 en el año), se convirtió en el Mejor Goleador Mundial por parte de la IFFHS, la prestigiosa Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol. En 2009, también con la blaquinegra del Cacique, este admirador de Cristian Ronaldo y Zlatan Ibrahimovic anotó 16 goles más. Lo sedujo entonces el Nancy francés, el Espanyol de Barcelona también. Sin embargo, por 6.500.000 dólares, se lo llevó el Borussia Dortmund alemán. ¿Y?

En la Copa, en la DFB Pokal, todo bien. Debutó con un gol (el 1° de agosto contra SpVgg Weiden) y lleva en esa competencia cuatro en tres partidos (con doblete al Karlsruher y grito frente al Vfl Osnabrük). Pero no deja de ser el segundo torneo del país, los equipos suelen jugar con mulettos y... Lo que vale es la Bundesliga, ¿no? Nada para quejarse, mucho para quedarse. En las primeras siete fechas apareció un Barrios en adaptación, en ablande. Después... Un gol al Moenchengladbach, otro al Bochum, otro al Bayer Leverkusen, otro al Hertha Berlín, otro al Werder Bremen, otro al Nüremberg, doblete al Wolfsburg (último campeón) y otro al Freiburg, el último del año, bajo la nieve. Sí, Lucas lleva nueve en los últimos 11 partidos. ¿Dará para soñar? ¿Los verá Diego? ¿A cuánto equivale un grito en Alemania? La respuesta, de topscorer, la tiene el propio Barrios. "Los goles valen uno en todos lados...", no se cansa de decir. ¿En Sudáfrica también?

No comments:

Post a Comment