Monday, October 5, 2009

EL PRESIDENTE DEL REAL MADRID NO QUIERE QUE SE HAGAN ROTACIONES EN EL EQUIPO

Florentino Pérez no está nada contento con su entrenador, Manuel Pellegrini, visto el rendimiento hasta ahora en la Liga del Real Madrid. Segundo en la tabla, a tres puntos de un intratable líder FC Barcelona que cuenta sus partidos por victorias, la derrota de la sexta jornada en el Sánchez Pizjuán ante el primer rival considerado importante, ha abierto los ojos del presidente blanco y han renacido todas las dudas que tenía en la pretemporada cuando concretó el fichaje del técnico chileno.

Florentino esperaba un perfli de técnico dócil y moldeable que se dejara aconsejar ante las sugerencias decididas desde la misma cúpula de la nave blanca, pero se ha encontrado con un entrenador con ideas propias y planteamientos distintos a los imaginados cuando le depositó la confianza de dirigir al equipo.

Pellegrini sabe que la temporada es larga y que existe mucho en juego hasta que se decidan en el mes de mayo las tres competiciones, por lo que cree firmemente en el paso de las rotaciones por todos sus jugadores. Florentino, en cambio, tiene muy claro que realizó en su día un esfuerzo económico único para que se contara con los mejores jugadores en todos los encuentros, sin reserva alguna.

La diferencia de criterios deportivos y económicos salta a la vista enseguida entre el presidente y el entrenador, y ni el papel de intermediario de lujo otorgado al director general, Jorge Valdano, puede apaciguar unos objetivos distintos que pueden pasar factura más rápido de lo esperado en la casa blanca.

Sólo ha faltado una derrota importante contra el primer rival de nivel para que se activen todas las alarmas y se acentúen las primeras críticas de peso a la dirección técnica de un Real Madrid que sigue sin bloque, a expensas sólo de las individualidades.

Además, el importante despliegue económico realizado por la entidad blanca al inicio de la temporada en forma de fichajes –254 millones de euros en ocho refuerzos, más cuatro por el entrenador– obliga, según el presidente, a apostar decididamente por un equipo fijo titular en el que aparezcan todas las figuras mediáticas. La rentabilidad en el mundo del marketing resulta imprescindible para relanzar al Real Madrid a nivel global y para ello necesita que todas sus estrellas se vean cada semana por todo el mundo sobre el terreno de juego en una decisión incuestionable.

Pellegrini, pese a entender en un principio su papel de segundón en la toma de decisiones técnicas con el beneplácito del presidente, poco a poco se ha ido desmarcando para adoptar su propio sistema, aunque la primera derrota y la primera ausencia de Cristiano Ronaldo le hayan resultado demasiado caras.

El intrusismo de Florentino a partir de ahora en la determinación de las alineaciones puede ir creciendo, sobre todo cuando se llegue a los duelos clave de la temporada. De Pellegrini dependerá aceptar la opción más que probable de ir perdiendo peso en la toma de las decisiones.

El presidente madridista parece haberse acordado más que nunca tras la derrota en el Sánchez Pizjuán de no haber llegado a un acuerdo ya hecho con el entonces técnico del Milan, Carlo Ancelotti, actual entrenador del Chelsea, líder en la Premier.
Florentino siempre ha buscado el ejemplo del Milan de sus amigos Silvio Berlusconi y Adriano Galliani, que contaron con un entrenador como Ancelotti, técnico ganador, con cartel y autoridad, pero influenciable por los deseos deportivos y comerciales de la cúpula directiva.

El episodio de la famosa servilleta en la que Berlusconi dibujó el equipo que debía presentar Ancelotti en la final de la Copa de Europa 2002-03 ante la Juventus abrió la última etapa victoriosa del Milan. Pese a ganar por penalties, se elogió el planteamiento táctico del técnico hasta que se descubrió que había sido de ‘Il Commendatore’. Desde entonces Ancelotti nunca perdió la sombra del gran jefe Berlusconi.

Este era precisamente el perfil de entrenador que buscaba Florentino para su nuevo Real Madrid galáctico. El actual técnico del Chelsea ya estuvo firmado en su primera etapa en la presidencia, pero al final la operación no se hizo y se quedó un año más en Italia.

En esta ocasión, le perdió el nerviosismo y no supo esperar. Se decantó por Abramovich pese a existir un preacuerdo con el Madrid. Utilizó la oferta inglesa para subir su precio, pero este detalle no le gustó al presidente blanco y pasó de único e indiscutible por su condición de ganador y moldeable a dejar de ser una opción para el banquillo. Florentino ya se ha arrepentido de haberlo dejado escapar.

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