Han pasado seis años desde que Cesc Fàbregas desembarcara en el Arsenal, allá por 2003. Por aquel entonces era tan solo una gran promesa, una de tantas, pero llamó la atención de Arsène Wenger y decidió emprender la aventura londinense con sólo 16 años. Tuvo que pensárselo, pero finalmente entendió que era lo mejor para su carrera con dos objetivos fundamentales: madurar como jugador y como persona, con especial incidencia en aprender el idioma más universal: el inglés.
Ahora y pese a que tiene tan sólo 22 años, Fàbregas se ha convertido por méritos propios en una de las grandes estrellas de la Premier League y en uno de los jugadores más codiciados del planeta. Tanto, que el Barça lleva ya algún tiempo intentando que regrese cuanto antes al club en el que dio sus primeros pasos como futbolista. El propio Joan Laporta ya abordó su contratación el pasado verano, pero finalmente desistió ante las elevadísimas pretensiones del Arsenal y la petición expresa del propio Wenger a su presidente Peter Hill-Wood de no vender a su jugador más importante tras la marcha de Kolo Touré y Emmanuel Adebayor al Manchester City.
Sin embargo, el futuro de Cesc es blaugrana y el próximo verano se hará por fin efectivo un fichaje que llevará consigo una enorme carga de ilusión para todo el planeta blaugrana. Pep Guardiola reiteró meses atrás a Laporta que el canterano se ajusta perfectamente al patrón de juego del equipo y, además, conoce a la perfección las líneas de identidad del club. De hecho, el propio jugador manifestó días atrás que el actual técnico barcelonista es su gran referente en el fútbol y que lo admira profundamente.
Igualmente, Xavi se posicionó claramente a favor del regreso de Cesc y destacó que su futuro está en el Barça. El de Arenys se mostró muy halagado por las palabras de su amigo y recalcó su catalanismo y el cariño que siente por el Barça. Además, la afición tiene en un pedestal al ‘gunner’, al que considera un barcelonista de pro y al que aplaude a rabiar siempre que tiene la más mínima ocasión para ello.
Pese a la cercanía de las elecciones, Laporta ya se ha asegurado un consenso total entre todos los posibles aspirantes, incluido el que pudiera salir de la actual Junta, para la contratación del gran cerebro del Arsenal. Incluso no se descarta que el mandatario blaugrana opte finalmente por cerrar el fichaje de Cesc en la recta final de su mandato para evitar que pueda ser utilizado como arma electoral. En este sentido, la vinculación con la marca Nike de uno de los posibles ‘outsiders’, Sandro Rosell, no hace sino contribuir a la vuelta de Fàbregas a Can Barça.
Pero en todo este rompecabezas, lo más importante es la decisión del jugador y ésta terminó de fraguarse de forma definitiva a medida que el Barça encandilaba al mundo con una temporada para enmarcar y el Arsenal encadenaba su enésima campaña en blanco. Cesc ha tomado conciencia de que la política de captación y formación de jóvenes talentos que lleva a cabo el club ‘gunner’ es perfecta para formar jugadores... pero también resulta muy perniciosa a la hora de luchar por los títulos.
El internacional español ha llegado a la conclusión de que si quiere añadir reconocimientos colectivos a los individuales que ya colecciona, lo mejor sería regresar a casa y, de paso, dar una gran alegría a su abuelo, un fanático del Barça en cuyos brazos acudió por primera vez al Camp Nou cuando tenía nueve meses. Pese a ello, Cesc está eternamente agradecido al Arsenal y quiere salir por la puerta grande del club.
En este contexto habría que entender sus recientes declaraciones en las que enfatizó su total compromiso con el Arsenal. Y es que Cesc lo dará todo para no marcharse de vacío y el colosal partido que realizó el pasado fin de semana ante el Blackburn (6-2), con un gol y tres asistencias, es la mejor prueba de ello.
En fin, que la realidad es que Cesc Fàbregas atraviesa el mejor momento de su carrera y su actual técnico, Arsène Wenger, ya se ha hecho a la idea de que lo perderá el próximo verano. Mientras, el jugador ya cuenta los meses antes de vestir nuevamente la elástica blaugrana y Guardiola se regodea imaginando de lo que puede ser capaz junto a Xavi, Iniesta y Leo Messi.
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