Monday, September 14, 2009

OSCAR "EL LAGARTO" ULLOA EL ULTIMO SALVADORENO EN ANOTAR EN EL AZTECA

Año 1993, estadio Azteca. Enrique Bermúdez está a cargo de la narración televisiva. México le gana 3-0 a El Salvador con goles de Ignacio Ambriz, Luis García y Ramón Ramírez.

Cerca del final, Óscar Ulloa recibe un balón filtrado de Jorge Ábrego. El delantero salvadoreño lo baja con tranquilidad y elegancia para vencer a Jorge Campos y marcar el 3-1 definitivo. Bermúdez relata la jugada, de forma escueta. El grito es tenue en comparación a las exclamaciones realizadas con las conquistas del equipo mexicano.

¿Qué recuerda Óscar Ulloa de sus visita de 1993 al estadio Azteca?
Fue impresionante. Desde el día que fuimos a entrenar previo al partido nos dimos cuenta de lo grande que es el estadio. Esperábamos que para el partido estuviera abarrotado. Nos imaginábamos el ambiente que iba a haber a favor de México y el abucheo para nosotros. La verdad es que a uno se le eriza la piel cuando está en el terreno de juego. Yo tenía el deseo de jugar en esa ocasión. Me sentía bien teniendo el ambiente en contra en ese momento y, cuando se me dio la oportunidad, lo primero que pensé es que debía dar todo lo que tenía. Para suerte mía y creo que de la selección también, a pocos minutos de haber entrado, (Jorge) Ábrego tiró un pelotazo hacia adelante, me encontré la pelota y la pude bajar con el pecho para quedar frente a Jorge Campos y anotar.

¿Hasta dónde se siente en carne propia la presión y hostilidad del Azteca?
Creo que es demasiado, sobre todo cuando llegamos nosotros los salvadoreños. No se escucha ninguna indicación del técnico, aunque el entrenador quiera gritar. Definitivamente hay que concentrarse en el partido y hay que poner los ojos dentro del terreno de juego para aplicarse. La presión es inmensa.

¿La presión se empieza a sentir desde que uno sale del hotel?
La mayor presión se siente cuando uno va llegando al estadio. A nosotros nos movían el bus como que querían darle vuelta. Hay que recordar que los mexicanos estaban molestos porque no los habían dejado cantar el himno en el Cuscatlán.

¿Tuvo algún duelo verbal con algún defensor mexicano?
No. realmente no. Todos se portaron muy profesionales esa vez. No hubo ningún tipo de problemas. Recuerdo que al final del partido llegó Miguel España de la selección mexicana para abrazarme y felicitarme. Me deseó suerte.

Como ex seleccionado, ¿cómo recomienda que se debe jugar el 10 de octubre?
Primero debemos estar sabedores de que el profesor Carlos De los Cobos es mexicano y él sabe cómo se debe manejar ese juego. Hay que jugar con concentración, temperamento y garra. Algunos de los jugadores son jóvenes, pero talvez tienen en la memoria el juego que Costa Rica le ganó a México en el Azteca. Allí, Costa Rica corrió para ganarle a los mexicanos. En México, si uno se quiere defender, es peor. Ellos tienen mucho desborde por las bandas y pegada de larga distancia. Si no se está atento, México puede hacer daño porque tiene variantes en ataque.

¿Es cierto que la altura del D. F. termina complicando al visitante?
Yo no sentí que me afectó, a pesar de que solo jugué un momento. Eso creo que pasa por la mente.

¿Con cuánto tiempo de anticipación viajó la selección para encarar el juego de 1993 en el Azteca?
Nos fuimos un día antes, y recuerdo que no nos dejaban aterrizar en el aeropuerto. Recuerdo que el piloto dijo que si sabían que la selección de El Salvador iba en ese avión no nos iban a dejar aterrizar.

¿La gente de México se metió con ustedes desde el aeropuerto del D. F.?
Sí. Cuando llegamos al hotel, a las camas les habían echado flores de muerto. Todas las camas estaban así. Llegamos y nadie quería acomodarse en las habitaciones. Espero que esta vez las cosas no vayan a ser así para esta selección.

¿Cuál sería para usted la máxima aspiración a la que puede acceder la selección salvadoreña para el choque de este 10 de octubre en el Azteca?
México ha mejorado mucho y será local. Deseo lo mejor para la selección salvadoreña, pero hay que ser realistas con la selección. Por allí se puede aspirar a un empate y si perdemos, que sea decorosa.

¿No cree posible el “Aztecazo”?
Pues en el fútbol cualquier cosa puede pasar. Dentro de la cancha, todos somos iguales y sentimos lo mismo. Tiene que haber mucha actitud y concentración para el que va a ingresar a la cancha.

La ausencia de Rodolfo Zelaya ante México va a pesar?
Pues yo considero que sí. Va a pesar porque Zelaya es el hombre que viene aguantando en el frente de ataque. Es el jugador que improvisa y trata de jugársela él solo. Cuando hala marcas busca a los compañeros que están desmarcados. Es increíble la confianza que ha adquirido. Si le tocara a Williams (Reyes), pienso que no está pasando su mejor momento en la selección. Rudis Corrales, por allí, corre y corre, pero no aguanta la pelota como lo hace Zelaya.

Cuando usted le marcó a Campos, ¿cuál fue la reacción de la afición de México?
No. Realmente fue un silencio total en el estadio. Solo se oía la bulla de los poquitos aficionados salvadoreños que había en el estadio.


Pese a que los hinchas mexicanos eran mayoría, ¿alcanzó a escuchar a los aficionados cuscatlecos?
Claro que sí. Hubo gritos de la afición salvadoreña que nos había ido a apoyar en ese partido. Los mexicanos estaban callados.

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