Thursday, October 22, 2009

LA HISTORIA DE LIONEL MESSI



Leo Messi (Rosario, 24/06/1987) ha luchado lo indecible para conseguir su objetivo. Con 13 años llega a la Ciudad Condal con su padre para someterse a una prueba en el Barça y lograr, de paso, que le costearan un tratamiento de crecimiento -no pasaba del 1,40 m.- que evitara así riesgos futuros de malformación. "Nos fuimos por su bien. Igual que el bueno en los estudios aspira a ir a Harvard, Leo debía ir al Barça para explotar sus cualidades técnicas con el balón", explica Jorge, padre y también primer técnico de Leo, sobre la consensuada y trascendente decisión de dejar Argentina. Tras nueve días entre los campos anexos al Mini y el Hotel Catalonia Plaza, Carles Rexach, en aquel tiempo asesor del presidente Gaspart, le concede una oportunidad por petición de Josep Maria Minguella. Charly no necesita ni cinco minutos para dar su OK tras verlo jugar ante niños tres años mayores. Antes de que Messi firme su primer contrato no profesional con el Barça, el 1 de marzo de 2001, ya ha empezado a entrenarse con el Infantil B. Su madre, Celia, y sus tres hermanos, Rodrigo, Matías y María Sol, llegan a Barcelona.

Se abre un nuevo mundo para Leo. Atrás quedan su Rosario natal, sus amigos, su familia... "Los primeros días se sentaba en una esquina sin cruzar palabra con nadie. Era muy tímido, hasta que un día Piqué, Cesc, Valiente y yo nos acercamos a hablar con él", explica Víctor Vázquez, jugador del filial y uno de los inseparables de Messi.

Pese a vivir en un piso de la Gran Vía de Carlos III con toda la familia, Leo acude cada mañana a las 08.30 horas a La Masia, desde donde sale el autocar que le lleva al colegio León XIII, en la zona alta de Barcelona. Leo cursa allí de 2º a 4º de E.S.O. "Las mataba callando, cuando ya te tenía confianza era un bicho", comenta Diong Mendy, senegalés que milita en el Cádiz B y que formaba el grupo del "cole" con el citado Víctor Vázquez, Rafa Blázquez, Wilson y Molina. "A mí me expulsaban por su culpa porque se chivaba a la profesora de que bebía zumos en clase", se queja Blázquez. "Nos sentábamos al final y si no nos gustaba la clase, nos poníamos a escuchar música. Estaba todo el día con la cumbia", añade Vázquez.

"El estudio no fue su gran motivación", admite Maribel Pascual, jefa de estudios de Messi en el León XIII. "No se le daba mal el dibujo ni las naturales, pero ya se veía que su vida era el fútbol", afirma. "Leo era muy humilde, nada creído y con un gran fondo", aunque en ocasiones "se dejaba arrastrar por el grupo y entonces hacía más trastadas". Una de las más sonadas la lleva grabada en su cuerpo el propio Messi. "Una vez le escondimos a una chica de clase un mp3. Leo era el que lo llevaba encima y empezó a saltar de pupitre en pupitre, con tanta mala suerte que se cayó y se hizo daño en la pierna; aún hoy lleva la marca", dice Vázquez.

La única sombra del brillante Leo llega curiosamente en su primer año, en el Infantil B tras ser descartado para el A porque la plantilla ya está completa. Se rompe el peroné izquierdo y sólo juega dos partidos que a la postre resultan decisivos para poder quedarse en el Barça como asimilado. De no haberlos disputado, se habría visto forzado a regresar a Argentina por ley. A la tristeza por aquella lesión se le une otra mayor: el retorno a casa de su madre y sus hermanos debido a un problema de salud de una de las tías de Leo. Además, tampoco acaban de aclimatarse a Barcelona. "Le planteamos a Leo la posibilidad de irnos todos y es él el que decide quedarse", remarca su padre.

Recuperado al cien por cien, el año siguiente es un tema burocrático el que deja al delantero más tiempo en la grada. "Hasta que no llega la autorización de Newell"s en diciembre del 2001, Leo se tiene que conformar con jugar sólo los amistosos", explica Albert Benaiges, técnico del Cadete B, que a mitad de temporada deja su puesto al actual segundo entrenador del Barça, Tito Vilanova, con el que Leo y el resto de una generación de oro compuesta por Cesc, Piqué, Valiente y Víctor Vázquez, entre otros, hacen historia al salir por primera vez campeones de Liga de Cadetes A siendo ellos B, es decir, un año menores.

Adaptado al grupo y superados sus problemas de crecimiento -de los 11 hasta los 15 años Leo se pincha él solo, una vez al día alternando las piernas, y pasa del 1,40 m. al 1,69 m. actual-, Messi firma su primera gran campaña. "Lo que hace ahora lo hacía siendo cadete", sentencia Álex García, técnico del Cadete A que aquella temporada (2002-2003) logra Liga, Campeonato de Catalunya y Campeonato de España. En la final catalana, Messi juega con máscara al tener el pómulo roto, pero le molesta y se la quita ante el pánico del entrenador. Leo sentencia con dos goles antes del descanso. En la media parte es sustituido, algo que el propio Álex tuvo que hacer en otra ocasión a los diez minutos de partido viendo que el árbitro no frenaba la dureza de los rivales.

El vacío familiar lo cubren los amigos del equipo y La Masia, donde Leo come cada día. "Sobre todo carne con patatas fritas", dice Josefina Brazales, la encargada del comedor. "La verdura y el pescado no le gustaban nada", afirma. Antes de ir a entrenar, Leo a veces se escapa a una pista de fútbol sala del parque de la Maternidad. Otros días se queda en la habitación de Vázquez y Blázquez echándose la siesta o jugando a la Play con Pablito Aimar como elección favorita. Siempre fútbol.

Una noche se acerca a La Masia para participar en uno de los partidos clandestinos que organizaban los residentes, pero la experiencia no resulta muy positiva. En una jugada, Leo le gana la espalda a un baloncestista no muy habilidoso, Asier Zengotitabengoa, que hoy actúa en el Peñas Huesca cedido por el Iurbentia. "Zengo" se lanza al suelo pero calcula mal y lesiona a Leo. Para ocultar las pruebas, el argentino se presenta al entrenamiento disimulando su cojera y aprovecha el primer contacto con un compañero para tirarse. "Estuvo un par de días sin entrenar y listo", recuerda Asier.

Su evolución como persona es paralela a la de jugador. El 16 de noviembre de 2003 cumple su sueño: Rijkaard le da la oportunidad en el primer equipo en un amistoso ante el Porto, en la inauguración del estadio Do Dragao. Leo se convierte en el tercer debutante más joven, tras Alcántara y Babangida, con 16 años, 4 meses y 23 días. Su evolución es espectacular.

Empieza con el Juvenil B, de Guillermo Hoyos, argentino como Messi, ex de Boca y compañero de Maradona en la albiceleste juvenil. Demasiados alicientes juntos para Leo. En ese Juvenil B sólo hace la pretemporada porque tras brillar en un torneo en Japón se le reclama para el A. Messi encuentra en Hoyos "un amigo". "Incluso fue como un padre para mí, siempre me aconsejó lo mejor", confiesa Leo. La admiración es mutua. "Me sorprendió su capacidad de evolucionar y su humildad. Leo fue lo más cercano que vi a Diego", asevera Hoyos, ahora entrenador en Grecia. Antes de regresar a final de temporada al Juvenil B para ayudarle a ganar la Liga ante el Espanyol -marcó el gol de la sentencia en Sant Adrià (1-3)-, Leo pasa por el Juvenil A, el Barça C y el Barça B. Pep Boada hace memoria: "Llegó al C y lo sacó a flote. En Tercera, con sólo 16 años, ya tenía un marcaje especial en cada partido. Recuerdo un 0-3 a la "Grama" con los tres goles suyos: uno con la izquierda, uno con la derecha y otro con la cabeza".

En la 2004-2005 ya se estrena oficialmente en el primer equipo, en el derbi de Montjuïc, el 16 de octubre de 2004. Messi, siempre detallista -celebró su debut en Oporto con los responsables de La Masia-, tuvo muy claro a quién regalar sus dos primeras camisetas: a su madre, Celia, y a Guillermo Hoyos. Meses más tarde, se convierte en el más joven en marcar un gol con el Barça, con 17 años, 10 meses y 7 días, ante el Albacete. Y en el Gamper de 2005 se consagra ante la Juve yCapello se rinde a su magia. Su impacto mediático es tan grande que el club, que se planteaba una cesión, decide incorporarlo de inmediato a la plantilla de Rijkaard. Desde entonces, las exhibiciones se han sucedido. Hoy sigue siendo aquel chico tímido que llegó con 13 años, pero ya no es el jugador bajito de 1,40 m. Ahora es el más grande

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