El Real Madrid va cogiendo forma, se va pareciendo a la imagen que quiere Manuel Pellegrini de este equipo. Contra el limitado Rosenborg ofreció un recital de pegada, virtud que siempre ha acompañado a este club, pero mostró, además, un dominio del juego, del ritmo y una capacidad para asociarse y generar fútbol como hacía tiempo no se veía en el Bernabéu. Si a la contundencia en el remate es capaz de sumar un juego brillante, éste será, sin duda, un Madrid para soñar. Porque a este conjunto siempre se le exigirá, y más a este grupo que dirige Pellegrini, que las victorias y los títulos estén adornados con un fútbol elegante, de calidad.
La defensa adelantada y la presión serán señas de identidad de este grupo, que en ocasiones abusa del toque y convierte su juego en algo demasiado barroco. Pecado venial sin duda y totalmente perdonable y entendible cuando coinciden en el mismo equipo futbolistas como Xabi Alonso, Kaká, Cristiano o Benzema. Si a ellos se sumara Granero, las opciones ofensivas se multiplicarían y el equipo ganaría en equilibrio. El canterano aporta sentido táctico para defender y brillantez para atacar. Está destinado a ocupar el sitio que defiende Raúl con la profesionalidad que siempre le ha caracterizado. El capitán aporta goles (esta noche uno más), entrega, sacrificio, carácter ganador, esa profesionalidad antes mencionada y su comportamiento es irreprochable, pero se mueve a una velocidad menor que el resto. Granero se ajusta mejor al juego a un toque o dos que propone Pellegrini. Esta variante permitiría también descongestionar el ataque, que en ocasiones muere ahogado por el atasco que se produce en el centro. Es algo que también le falta a este conjunto, ocupar más las bandas. Robben es el hombre más cualificado para hacerlo y es que Pellegrini no puede quejarse de las opciones que maneja, un potencial futbolístico que debe administrar con tiento. En cualquier caso, quien quiera el sitio de Raúl en el once inicial deberá pelear duro.
Y para aportar el equilibrio, la calma, el orden y levantar la primera barrera defensiva siempre están Xabi Alonso y Lass, los dos hombres que con sus movimientos impiden que el Madrid se rompa en dos, que se haga demasiado largo y pierda el sitio. Roban sin descanso, más el francés, y entregan el balón con sentido y criterio, más Xabi, que combina el pase en largo y el toque en corto con la naturalidad de los grandes mediocentros. Y de vez en cuando se dejan ver por el área contrario, como hizo Lass para firmar el golazo de la noche. Un tiro desde fuera del área que se coló por la escuadra. Otro partidazo del francés, quien llegó como actor secundario y al que ya nadie discute su protagonismo.
Si en ataque el Madrid va ganando en fluidez y, cada partido que pasa, hace circular el balón con más sentido, en defensa se ha convertido en un equipo capaz de defender con eficacia lejos de Casillas. La colaboración que ofrecen Xabi Alonso y Lass en esta faceta del juego es de un valor incalculable.
Si Cannavaro era feliz defendiendo debajo del larguero, ahora no es extraño ver a los zagueros cerca del círculo central. La abrumadora posesión de balón de la que va a disfrutar este Madrid obliga a ello y la rapidez de Arbeloa, Marcelo, Albiol, Ramos o Pepe permite hacerlo con solvencia. Los tres primeros fueron titulares esta noche junto a Garay, que ocupó el puesto del lesionado Metzelder y con el que se disputará el sitio del sancionado Pepe para el estreno en Liga contra el Deportivo.
El juego de toque y de filigrana que ofreció el Madrid en el primer tiempo le permitió sentenciar el partido con tres goles en apenas un cuarto de hora. Entre el minuto 12 y el 27 convirtió tres tantos, los dos últimos de especial belleza. Comenzó a desnudar a la defensa noruega Benzema, que aprovechó un buen pase de Marcelo para revolverse en el área y batir por bajo al portero. Llegó después el golazo ya relatado de Lass y, sin apenas tiempo para celebrarlo como se merecía, el Bernabéu cantó el tercero después de un zurdazo espectacular de Benzema. Se quiso sumar a la fiesta Arbeloa, que pasó más tiempo en la posición de extremo que en la de lateral y estrelló un balón en el poste.
Con el encuentro sentenciado, el Madrid se relajó, bajó el ritmo y Pellegrini aprovechó la segunda parte para hacer pruebas y repartir minutos. Pepe entró por Arbeloa y mandó a Albiol al lateral derecho, mientras que Granero ocupó el puesto de Xabi en la posición de mediocentro.
Fueron los dos primeros cambios de un carrusel que cambió la cara al equipo varias veces. Le llegó después del turno a Higuaín y Robben, que sustituyeron a Benzema y Raúl, que antes de irse al vestuario consiguió el cuarto tanto al cabecear un buen saque de córner de Granero.
Guti disfrutó de algo más de 20 minutos y ocupó el sitio de un Cristiano al que le está costando brillar y Pellegrini tampoco se olvidó de Drenthe, un futbolista por el que siente un aprecio especial.
Pero el momento más emotivo del partido estaba reservado para Van Nistelrooy y Diarrá, que reaparecieron después de muchos meses lesionados y se llevaron la gran ovación de la noche.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment