Kaká volvió a meterse en el gimnasio después de escuchar la charla de Pellegrini, como viene haciendo desde que sufrió la contractura en el adductor izquierdo. Pero ayer su rostro era diferente. Entre bromas y con gestos de confianza, abandonó el césped junto a Albiol, dejando entrever que su lesión está prácticamente superada.
Ayer llegó a Valdebebas con buenas sensaciones y, tras completar una primera parte de la sesión en el gimnasio, saltó al campo y formó parte del partidillo que organizó el técnico. "Le hemos visto muy bien, no sé si ha sentido molestias pero ha entrenado con mucha normalidad", comentó a este periódico uno de los jugadores del equipo. El 8 blanco demostró estar físicamente a tope y poco a poco está cogiendo más confianza en su adductor gracias, fundamentalmente, al trabajo específico que ha hecho los últimos días. Incluso logró marcar un gol, algo que no hacía desde el 27 de febrero, ante el Tenerife.
El mejor regalo.
El buen entrenamiento que realizó sirvió para reforzarle la moral, justo un día antes de su primer cumpleaños en Madrid. Porque Kaká cumple hoy 28 años y lo hace con un sabor agridulce, ya que es consciente de que no ha cumplido con las expectativas de la afición blanca.
Por eso, tiene entre ceja y está reaparecer cuanto antes para ayudar al equipo a conquistar el título liguero. Por lo pronto, y si no hay ningún contratiempo, hoy completará por primera vez el entrenamiento con el grupo. Dependiendo de su evolución, incluso podría volver a ser convocado por Pellegrini y viajar mañana con el equipo a Zaragoza.
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