Con el firme objetivo de ganarse el perdón y premiar a la afición con el sueño de la Copa del Rey. Así es como salió el Atlético de Madrid al Vicente Calderón ante el Recreativo de Huelva. Y lo primero que debía hacer el conjunto rojiblanco era bajarse de esa montaña rusa en la que lleva montado toda la campaña. Sube ante el Sevilla, baja ante el Recre. Asciende en Valladolid y, siguiendo las leyes de la atracción, hoy tocaba caída libre. Pero hablamos del Atléti. Equipo con una habilidad innata de hacer lo mejor y lo peor. De provocar sentimientos opuestos en segundos. De presumir de uno de los mejores ataques del mundo a mirarse las venas cuando toca defender. Y menos mal que el Atlético tiene esa artillería arriba porque Assunçao estuvo a punto de tirar todo por la borda con un regalo que volvió a meter en cuartos al Recre después de remontar los tres goles de la ida tras una gran primera parte rojiblanca.
Y es que el acoso local fue palpable desde el primer minuto con Jurado de director de orquesta. Cuando el gaditano está en cancha la verticalidad del Atlético se multiplica y los delanteros del Atlético lo saben y se ofrecen. De las botas del de Sanlúcar nació la primera conexión peligrosa pero Agüero no llegó a meter la punta del pie tras una internada de Forlán. El empuje inicial no amilanó en absoluto al Recre. No plantó autobús en el Vicente Calderón y no dudaba en galopar sin desproteger la zaga en ningún momento.
Ambos entrenadores cimentaron sus indicaciones en torno a los primeros minutos. Quique quería "salir a reventar" y Agné sabía que el Atleti iba a "achuchar" desde el principio. Y no había sorpresas, todo marchaba sobre lo previsto. Los rojiblancos bombardearon a Bernardo con balones a la olla y los onubenses achicaban gracias a la anticipación de la zaga.
Como la defensa del Recre era infranqueable con balones aéreos, hubo cambio de planes. El cambio que avivó el sueño del Atlético de Madrid. Lo llevó a cabo Diego Forlán y sólo le costó tres minutos para voltear el partido y la eliminatoria. Primero fue una internada del uruguayo por la derecha, llegó hasta línea de fondo y Simao finalizó. Por si la grada opuesta no lo había visto bien, el charrúa hizo exactamente lo mismo tres minutos después pero esta vez la conexión fue con el Kun.
Ni media hora de juego y el Atlético de Madrid estaba mascando la igualada. Tiempo de sobra para la machada. Pero el Recreativo no abofeteó en la ida para salir corriendo a estas alturas. Los de Agné apretaron los puños y quisieron poner orden cuando tenían el esférico, que no era muy a menudo. Eso o que los rojiblancos se tomaron unos minutos de recuperación física para ver el pastel a la misma distancia que su rival gracias a un testarazo de Ujfalusi que entró sin frenos en un córner botado por Simao y ante una pasiva defensa en zona del Recre.
Con la eliminatoria igualada, los onubenses necesitaban meter miedo rápidamente o su rival iba a hacer mucho daño. Era complicado porque el descanso ya estaba encima así que el Recre se conformó con una clara oportunidad de Fornarolli que no pudo batir a De Gea por un inoportuno resbalón.
Segunda parte de ida y vuelta
El tropiezo del primer acto picó al uruguayo y quiso tomarse la revancha nada más comenzar la siguiente mitad con un robo en toda regla a Perea seguido de un desafortunado mano a mano con De Gea. Algo parecía claro en el Vicente Calderón. Podía pasar de todo pero lo último que se esperaba era la prórroga porque el partido era de ida y vuelta. Tras la oportunidad de Fornaroli, el colegiado Ferreiro anuló un tanto a Agüero por fuera de juego. Después, el Recre pudo acabar con las aspiraciones rojiblancas con un latigazo de Javi fuego desde la frontal pero De Gea contestó con una gran palomita.
El partido ya estaba roto, las ocasiones se sucedían y tras un disparo al larguero de Forlán, el Kun gozó de otro pase de la muerte pero esta vez Bernardo consiguió blocar. Y cuando se veía la mejor versión del Recreativo llegó el castigo para los de Agné y la gloria para el Atlético. Y llegó de la forma más rocambolesca. Otra internada hasta el fondo, esta vez de Jurado, balón raso atrás, Simao no llega en la línea, la pone atrás y Agüero llega para intentar empujar y finalmente un defensor onubense se encarga de meter el cuero dentro y al Atleti virtualmente en cuartos de final.
Ahora había dos opciones para el Atlético. Catenaccio o ir a por el quinto. La primera opción suele salir mal y optar por la segunda es confiar mucho en una defensa endeble. Al Recreativo de Huelva no le quedaba otra que ir a por todas porque un gol les lanzaba directamente a cuartos. Pues ni una opción ni la otra. Ni el Atlético se replegó atrás, ni fue a por el quinto, ni el Recre se fue con todo arriba. De todo se encargó Assunçao. Primero hubo un amago con un fallo de Perea pero a Barrales se le hizo pequeña la portería. Pero lo de Assunçao es lección de benjamines. El portugués intentó sacar jugado un balón dentro de su área y Carmona, muchísimo más listo, robo y batió a De Gea.
El Recre dentro y el show de Assunçao no había llegado a su fin. Si en la ida Ujfalusi se marchó por una torpeza, hoy era el día del mediocentro al ver la segunda amarilla un minuto después de poner la eliminatoria patas arriba.
Simao, el salvador
Todo el trabajo del Atlético tirado por la borda y Quique se lo jugó todo metiendo a Ibra por Perea. Defensa de tres y otros tres arriba. Si el entrenador rojiblanco hubiera esperado un minuto más ni de broma hubiera hecho ese cambio. Porque según salió el canterano, Simao ejecutó de forma magistral una falta directa que volvía a meter dentro al Atlético de Madrid. El partido estaba loco y ahora el técnico rojiblanco tuvo que reconfigurar el sistema y sacó del campo al Kun por Valera.
Sin tiempo para más sustos, el Atlético volvió a ser el Atlético. Ese equipo que es capaz de todo pero que al fin y al cabo avanza a los cuartos de final de la Copa del Rey. El siguiente, el Celta. A priori, terreno favorable hasta la final. Pero hablando del Atleti nada es seguro.
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