Cristiano Ronaldo se ha convertido en problema de estado en el Real Madrid. El portugués que costó 94 millones de euros y llegó al Bernabéu como el mejor jugador del mundo no está rindiendo al nivel que todo el mundo esperaba. Pellegrini ha contado con él en cada amistoso y ante el Dortmund el pasado miércoles le hizo jugar los 90 minutos, pero Cristiano Ronaldo no encuentra su sitio en el equipo y está muy lejos de ser aquel jugador que deslumbraba a todo el mundo en el Manchester United.
Algo que tiene muy preocupado al Real Madrid. Ven al portugués con muchos nervios, ansioso por volver a ser el de antes lo más rápido posible. Cristiano lo intenta todo, pero no le sale nada. Buena prueba de ello es que no ha marcado ningún gol de falta directa, una de sus especialidades. Tampoco se ha destapado como goleador, otros de sus fuertes. En la pretemporada lleva tres tantos, dos de penalti. En resumen, unos números muy pobres y una imagen bastante mediocre, con bicicletas incluidas, por supuesto.
Ante esta situación, Jorge Valdano ha hablado con él para que se tranquilice y disfrute sobre el campo como lo hacía antes. Habrá que ver si esa conversación ha tenido éxito el próximo lunes en el Trofeo Santiago Bernabéu.
Kaká le quita protagonismo
Una de las razones de esa ansiedad del portugués es Kaká. Cristiano estaba llamado a ser la bandera del nuevo Real Madrid y resulta que ese papel lo ha asumido Kaká que será el que tirará los penaltis. El brasileño se ha metido en el bolsillo a una afición que lo idolatran. Cristiano quiere recuperar su papel protagonista y eso le provoca aún más nervios. Como también el hecho de que no se ha adaptado bien a la vida madrileña y el acoso de la prensa rosa. El luso no sabe qué hacer para huir de esa nube de cámaras que le siguen a todas partes.
Por si todo esto fuera poco, el jugador está muy molesto con la Federación Portuguesa por las críticas que recibió por no jugar el último partido ante Liechtenstein el pasado 12 de agosto. Cristiano estaba con gripe, enfermedad que no se creyeron ni Madaíl, presidente de la Portuguesa, y Queiroz, seleccionador luso. "Yo jugué con la selección el día que murió mi padre. Me da mucha pena que en Portugal duden de quién soy yo", dijo un enfadado Cristiano
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